Acompañado por Pepe Alonso - Del 12/10/2012 al 11/12/2014
En
las horas de madrugada y mañana rezaba la coronilla de la misericordia,
la virgen se aparecía a mi izquierda, a veces como la Virgen de
Medjugorge y otras como la Virgen de Fátima. Pepe estaba en el hospital,
algunas mañanas venía en espíritu en la meditación y se sentaba con
nosotros.
Durante la coronilla de la misericordia dirigía la oración hacia aquellos que lo necesitan.
Tanto
en vigilia como en meditación hablaba conmigo, un día no recuerdo cual,
estaba planchando, le oí que me decía “Me voy Javier”, le conteste que
bien, que se fuera en paz y que se soltara.
Pepe en el Hospital
Ese
sábado fuimos Eia. y yo a verle, estaban muchos hermanos con él. Pepe
estaba afásico y eufórico, se alegro de vernos, a Eia.le dijo que era
Sor……., y nos reímos, casi no se le entendía.
Me
agarro las dos manos y con medias palabras que repitió varias veces me
dijo: “Tápale con el manto los pies a la Virgen”, tuve un vuelco del
corazón, para mí era una prueba de que todo había sido tal cual. En las
visiones durante la meditación, a la Virgen, el manto no le cubría los
pies.
Volvió a agarrarme las dos manos abrazándome, me
pregunto: “No entiendo que tengo que soltar”, le conteste lo que ya le
había dicho mientras planchaba.
El día 8/11 Jueves me
toco estar con él por la tarde, estuvimos rezando y después le conté lo
de las meditaciones, oraciones y conversaciones, pero Pepe no se
acordaba de nada. Seguimos rezando hasta que se durmió. Pepe deja el
cuerpo el día 10.
Misa por Pepe en la Iglesia de la Feria 11/11
El
Obispo preside la misa funeral por Pepe, estamos sentados a la
izquierda de la entrada, vemos el altar de lado, mientras se desarrolla
la misa el cielo estaba allí mismo, en medio de sus amigos, Pepe también
estaba, iluminándose con la ayuda de sus hermanos.
El
techo de la iglesia se abrió, se lleno de luz y Ángeles, en varios
niveles concéntricos, como en una tiara vista desde dentro, en la parte
superior Jesús y la Madre, venían a recibirle.
Pepe
ascendió y lo seguí hasta que llego a un edificio hecho de piedras
cristalinas con brillos celestes y nacarados, no me dejaron pasar.
El
obispo comenzó a dar el sermón, lo veía de lado con el altar delante,
podía ver su aura brillante, en la zona del corazón, en la espalda había
una luz violeta intensa y clara, y en el tórax la luz era blanco
intenso, en la cabeza se arremolinaban vórtices que giraban de forma
ordenada descendiendo desde la coronilla, sólo una persona espiritual
puede tener una luz tan bella, lo veía al mismo tiempo que hablaba y
señalaba hacia el techo donde en lo alto de la tiara estaba Jesús en su
trono, y sin saberlo dijo eso de “Miren al que Pepe señalaba”, lo
repitió 5 veces, creo.