Un Ángel en la catedral - 6/10/2015
Comienza la ceremonia y cuando pasa la procesión de los sacerdotes, una voz me dice: mira el sacrificio y la oferta que han hecho de sus vidas.
A cada lado encima de los sacerdotes a unos 5 metros de altura, se formaron inicialmente como reflejos de luz y la luz fue en aumento mientras llegaba el obispo con su séquito al altar.
Los destellos se definieron como seres celestiales y fue como si el cielo se desplegará dentro de la catedral. Estaba asombrado y regocijado de la gracia que recibían los asistentes.
El obispo se sentó, y justo por detrás a unos tres metros de altura, una luz radiante se manifestó llena de poder.
Oi: “Dios está presente aquí en la Luz. Alabado sea Dios”.
El reino de los cielos estaba sobre nuestras cabezas presente en luz radiante y presencia Angélica. Había una muchedumbre de seres luminosos, y la luz irradiaba su influencia a todos los presentes.
Sobre el banco donde estaba sentado a unos 3 metros de altura, un Ángel vestido como de gala, en oro, con tonos blanco rojizos y una corona dorada en la cabeza mantenía un libro abierto en la mano izquierda y un tubo como los usados para un pergamino desenrrollable en la derecha con dos figuras aladas en cada extremo del tubo.
Anunció algo escrito en el libro, no oía ni una palabra de lo que decía, pero en lo profundo de mi había un regocijo por el anuncio, como si mi personalidad limitada e ignorante no pudiera entender pero mi corazón si.
El Arcángel ( pues así lo entendí más tarde) anunció un comienzo hacia toda la creación en el reino de los cielos presente y visible en la Catedral.
El Arcángel se movió y se colocó delante de nosotros mirando hacia nuestro banco hasta que la visión desapareció. Mientras tanto la ceremonia seguía hasta que terminó y volvimos a casa. Sentí una gran pena de aquellos que estaban en la ceremonia no pudieran experimentar la belleza, la majestuosidad y la gracia que estaba presente con ellos.
Días más tarde aparqué en la avenida marítima El Arcángel apareció ante mí con el libro en la mano derecha abierto, sin decir nada en miró sonriente y sopló sobre el libro y las letras fueron lanzadas sobre mí pero al llegar donde estaba se disolvían en luz.
La página del libro quedó sin texto y vacío, pero en la superficie vibraba una energía cristalina y nacarada oscilante. Me di cuenta que mi existencia se había escrito en la presencia y la eternidad divina me emocioné mucho y en medio de esa experiencia camine despacio hacia la oficina.
6/10/2015