Sueño con Sai Baba y el amigo desconocido - 10/04/2012
“Me veo caminando por una plaza con un amigo, pelo canoso y barba blanca corta, vestido con chaqueta de paño y un gorro tirolés, no recuerdo lo que hablamos, pero lo hacíamos muy animadamente, parecíamos muy amigos. Nos acercamos hasta el lugar por donde saldría Sathya Sai Baba para bendecir a los que venían a verle.

Salimos de allí y bajamos una cuesta en el lateral de un parque hablando animadamente. Sai Baba al principio cojeaba colgándose de mi cuello, después de varios pasos se irguió, soltó el bastón y camino normal a mi lado. Me hablaba del concepto del tiempo, movió sus manos y apareció una galaxia girando sobre su mano izquierda.
Me dijo: “el tiempo es relativo e interdependiente de la materia”, mientras decía esto vi una nube tenuemente iluminada sobre la galaxia, casi de su misma forma y que giraba flotando sobre la materia galáctica, como si hubieran hilos invisibles que la arrastraran, pero no percibí ninguno. Dijo: “Cuando la materia cambia el tiempo como tal cambia también, lo puedes calcular tu mismo y lo veras”. Swami yo no sé hacer eso, le dije.
Al decir esto me miro, camino más rápido hasta alejarse, se despidió y desapareció en un punto de luz.
Pensando en lo que había dicho, volví a subir la cuesta, sintiendo que un teléfono vibraba en el bolsillo izquierdo del pantalón corto que llevaba. Lo cojo, abro la tapa del móvil y veo el número 146 en grande en la pantalla. Lo pongo en el oído y era mi amigo, con el que llegue al parque, hablaba con él al mismo tiempo que lo visualizaba en un edificio de piedra blanca, esta vez vestido con una camisa blanca ribeteada en vertical con finas bandas doradas y sin el gorro y me dice lo siguiente:
“Cuando llegue ese momento podrás elegir entre quedarte o irte”.
Me despierto sin entender el sueño y sin saber quién es mi amigo.
Encuentro del amigo - 8/8/2012
Es verano, el cielo nocturno es iluminado por la luna llena, que está en lo alto, busco las Pléyades, pero no las encuentro. Entro en casa después de un rato y oigo muy claro en mi interior, “Estamos aquí al lado de la luna”, voy al exterior y efectivamente estaban tan pegadas a la Luna que no las vi. Al día siguiente recibo un mensaje de mi amigo F. me envía la dirección de un blog para que vea las Pléyades. Lo abro y efectivamente era lo mismo que había visto.
Pero lo que más me sorprendió era ver una foto de un señor canoso con barba corta exactamente igual al amigo del sueño.
Se
llama Triguerinho. Busque durante varios días para saber de él y
descubrí que era un filósofo y místico brasileño, que había escrito
varios libros y que vivía en un Ashram o retiro espiritual llamado
Figueira.
Busque sus libros y audios y a través de él y su mensaje encontré de nuevo a La Virgen y ella me llevo a Jesús, pero esto lo iré contando más adelante.