Conversación en el Notario - 1/01/2013
Me dice “dile que soy su padre, que estoy con ella cuidándola desde que era una niña”.
Mentalmente le dije que no le diría nada, que posiblemente ella no estaba preparada, pero el insistió hasta que desapareció.
Después de salir del despacho desvié la conversación para saber de su padre, nos dijo que había muerto cuando ella tenía tres años.
Rece por él y le pedí que se elevara, en mi ignorancia no sabía todavía que muchas veces nuestros familiares ya clarificados vuelven por la gracia de Jesús a nuestro lado para cuidarnos y acompañarnos.
Así lo aprendí por mi abuela, que nunca estamos solos, seres queridos familiares o amigos nos ayudan y nos cuidan, conocen nuestra vida ya que desde ese estado de conciencia la vida aquí es transparente a sus ojos. En nuestras manos esta mantenernos en un estado espiritual y emocional adecuado a esta bella compañía…